Mariana Silva Y. es la escritora y directora de la obra teatral “Sobre Lobos” que inició este 9 de junio su temporada en el Teatro La Plaza. La obra fue ganadora de la primera edición del Programa de Dramaturgia Peruana Sala de Parto en el año 2013. Hoy Mariana le cuenta al diario El Progreso acerca de la nueva perspectiva que tiene de su trabajo, tras 10 años de haberla escrito.
Entrevista por Solange García.
¿Qué te emociona más de volver al teatro?
La alegría del reencuentro, hemos estado encerrados mucho tiempo, lo artistas hemos pasado una pandemia muy difícil con 15 meses de teatros cerrados y otro tanto con capacidad reducida, nosotros no solo vivimos de esto, sino nuestra vida es esto entonces necesitamos reencontrarnos con nuestro público. Los ensayos fueron emocionantes porque está la emoción de regresar, de reencontrarnos con las mascarillas puestas, pero de poder estar juntos, en manada, tenemos esa necesidad de conectar tan grande.
La obra fue escrita hace una década, ¿qué te inspiró para poner en escena a personajes tan opuestos?
No sé cómo surgieron (los personajes) en mi inconsciente a la hora de contar las historias. Se fueron mezclando algunos intereses o algunos universos que conocía y que sentí que le daban el color que necesitaba para trabajar dos personajes como Julia y con Gloria, dos personajes completamente opuestos, una vedette y una intelectual y el tercer personaje que complementa esta manada es un vecino, ingeniero y español. Los tres aparentemente no tienen nada en común, sin embargo, como nosotros que a veces no tenemos nada en común entre unos y otros, pero cuando nos sacamos las máscaras, nos sacamos los prejuicios en verdad, todos tenemos nuestros dolores, nuestras penas, nuestras heridas y al final somos la misma materia.
¿Qué es lo que quieres comunicar con “Sobre Lobos"?
Que la vida siempre vale la pena vivirse a pesar de las heridas.
¿Cuál es la enseñanza que nos transmite el personaje de Julia?
A la obra nunca le había visto ese matiz, pero me di cuenta que el encierro de Julia es similar a nuestro encierro en esta pandemia, pero que es necesario volver a salir, es necesario volver a confiar en la vida porque tenemos heridas que nos van a durar toda la vida después de esta pandemia, pero hay que pegar lo que hay y seguir para adelante.
Es la primera vez que Diego y tú trabajan juntos, ¿cómo surgió la posibilidad?
Yo había stalkeado el trabajo de Diego (Gargurevich) como director y lo considero un artista completo, no solo es director de teatro sino también tiene una formación en danza y movimiento y yo quise darle esa vida a la obra, quise que los personajes se volvieran estos cuerpos vivos en escena y Diego es muy talentoso. Trabajar con él es un placer absoluto, aprendo de él lecciones de vida enormes, además es muy comprometido y divertido. Él trajo también toda su magia a este montaje.
Pero había la posibilidad de que no congeniaran.
Era una posibilidad, siempre es un riesgo y lo loco es que no éramos amigos, no nos conocíamos, yo solo admiraba su trabajo y le hice la propuesta un poco a ciegas y por supuesto había la posibilidad de que nos lleváramos pésimo o de que no coincidiéramos, pero todo lo contrario nos hemos llevado increíble, nunca nos hemos peleado, ni en los últimos ensayos técnicos que son los más difíciles.
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