Eduardo Chocano Ravina
Un Filósofo Más
Resulta extraño que un individuo se reconozca como un espectador. Lo usual es que cada uno se considere como el protagonista de su vida y todos los demás resultamos individuos que acompañamos el desarrollo de sus hechos. Después de todo, lo único que podemos ver es lo que se encuentra frente a nuestros ojos. Lo demás, solo nos lo contaron.
Inclusive, cuando uno va al concierto de su artista favorito mantiene su rol de protagonista. Recuerdos y emociones emergen consiguiendo que uno termine más preocupado en relacional la música con lo antes mencionado que en el propio artista. Inclusive, otros se dedican más a grabar y tomar fotos del evento que de prestarle atención al mismo.
Todo lo contrario aconteció la noche del cinco de junio del presente año en el Gran Teatro Nacional gracias al Quinteto de Huu Bac. Agrupación dirigida por el instrumentista Huu Bac, junta el estilo vietnamita con el jazz norteamericano y ritmos latinos. A su vez, contó con el apoyo de Lucho Quequesana, extraordinario músico peruano, y de Sergio Checho Cuadros, maestro de la quena, con el fin de permitir la aparición del ritmo afro-asiático.
Sé que en palabras resulta extraño, como lo fue para mi momentos antes del concierto. No obstante, una vez lo escuches, se comprende todo. Resulta curioso que cada vez que alguien asiste al Gran Teatro Nacional se le pide que no utilice los celulares en la mayoría de presentaciones y a su vez, entiendo que como un medio para lograr lo anterior, la señal no ingresa dentro del auditorio.
Al principio resultaba crítico de esto. Ahora lo alabo. Al no poder usar mi celular me encuentro totalmente sumergido por el trabajo realizado por el artista, en este caso el Quinteto de Huu Bac y sus invitados. Por unos momentos, uno solamente es espectador de los músicos y la atmosfera que presentan. Uno se olvida de sus problemas, alegrías y demás emociones y solo queda absorto de lo que sus sentidos captan. Siendo esto último, el arte de ser espectador.
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