06/06/2022 - Correo Ayacucho - Por José del Barco
El escritor Ricardo Sumalavia presentó el sábado 4 de junio su libro “Historia de un brazo” en el marco de la Feria Internacional del Libro de Ayacucho. Hoy, conversa con nosotros sobre dicho libro, y la particular concepción de la belleza que alberga en sus páginas.
¿Por qué decidió que su héroe sería un brazo? ¿Qué significado le da usted al brazo?
Me gusta que vean al brazo como un personaje más. Efectivamente, quería cargarle personalidad a aquel brazo, incluso distinta a quien lo porta. En ese sentido, quise que desarrolle complejidad y no represente solo un aspecto de alguien o de algo. Sin duda tiene connotaciones fálicas, pero es más que eso. Desea, odia, se divierte, vive en la medida de sus posibilidades.
La novela ha sido descrita como “un relato de lo grotesco”. ¿Es una búsqueda de la belleza dentro de lo grotesco?
Exacto. Se debe a mis influencias orientales. Busco una belleza distinta, que surja de la distorsión, que proponga sus nuevas reglas de lo bello. Lo grotesco siempre es atractivo, me seduce y, claro, lo quise potenciar en esta novela.
¿Se podría decir que la obra tiene una dimensión fantástica?
Lo fantástico no está en tener tres brazos. Te sorprendería saber la enorme cantidad de personas con miembros u órganos demás, o de menos. Suelen ser producto de embarazos con mellizos o más cuyos embriones pueden morir en el proceso y alguno de los fetos sobrevivientes absorbe o asimila esos miembros. Digamos que heredan algo de sus posibles hermanos. Por lo tanto, es muy natural. En mi novela, sin embargo, lo fantástico está en la posible autonomía de ese brazo, en sus pulsiones sexuales y asesinas.
Más allá de lo fantástico, existe en la obra un análisis de la culpa, a través de la historia del padre y el hijo.¿Cree que el sentimiento de culpa es algo que limita al hombre en relación a su creatividad?
Has observado muy bien. El tema de la culpa es otro de los temas que deseaba plantear en esta novela. Quizás buscaba exorcizar mis propias culpas. Bueno, en mi caso no limitó la creatividad, por el contrario la potenció. La culpa ha cambiado mundos, vidas y, si encima hemos tenido una formación cristiana, debemos convivir con ella o hacer literatura de ella.
¿La literatura, en ese sentido, funciona como una manera de sublimar lo que la culpa reprime?
No creo que sublime la culpa. Creo que la evidencia para que los personajes actúen frente a esta. Una posibilidad es actuar, vivir el presente con la culpa que te acompaña, y otra es la culpa que surge para juzgar tu propio pasado. Ambas posibilidades son muy duras y creo que nos marcan en lo íntimo y en la vida en sociedad. El padre, el hombre con tres brazos, no parece albergar culpas. El hijo, por el contrario, parece que viviera sus propias culpas y las que debió sentir su padre. Es terrible tener que vivir con culpas ajenas. La literatura te lo permite, y quizás te libre de ellas.
¿Cómo fue la experiencia de presentar “Historia de un brazo” en la FILAY?
Esta ciudad es maravillosa. Veo, además, que hay una sed de escuchar al otro. La gente quiere escuchar, ver, preguntar. En mi caso, además, el placer es doble porque he venido con Kathy Serrano, mi novia y también escritora. Vivir todo esto juntos es hermoso. Ayacucho nos ha brindado esta posibilidad y lo disfrutamos al máximo. Esperamos volver pronto.
¿Cómo cree que se debe seguir llevando la literatura, la cultura, por nuestro país?
La pandemia nos ha modificado. El encierro, el duelo, todo fue muy duro. Por eso creo que ahora, en esta relativa mejoría, las personas buscan reconectarse entre ellos. Y la literatura es un espacio maravilloso para esto. Las ferias de libros cumplen una labor fundamental en estos momentos. Debemos continuar con la construcción de estos canales de difusión de la literatura. Debemos leer, conversar sobre nuestras lecturas, escribir, saber que la literatura es y será vida, una vida sin culpas.
DATOS
Dentro de sus publicaciones, destacan: Habitaciones (1993) y Retratos familiares (2001), Mientras huya el cuerpo (2012) Enciclopedia plástica (2016).
Doctor en Letras por la Universidad de Burdeos.
Nació en Lima en 1968.
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