22/01/2023-ContraPoder (Diario Expreso)
El estado de emergencia fue prorrogado por el gobierno de Dina Boluarte el último 15 de enero, por 30 días adicionales a los que ya habían sido declarados en diciembre, implicando a 3 regiones y 4 provincias del Perú. Estas regiones son Puno, Cusco y Lima, así como la provincia constitucional del Callao, el distrito de Torata, provincia de Mariscal Nieto, región Moquegua, y las provincias de Tambopata y Tahuamanu en Madre de Dios.
Sin embargo, de poco ha servido esto para evitar la llegada de los miles de manifestantes provenientes de provincia a la capital. Durante la última semana, hemos visto en redes numerosos videos, en los cuales, como a soldados que se dirigen hacia un destino incierto en plena guerra, poblaciones de distintas localidades de la sierra peruana despiden, muchas veces con llanto incluído, a sus manifestantes. ¿Cuál es el objetivo de estos grupos? Lima. Al cierre de esta nota, ya están en la ciudad, y se respira un aire de desconfianza, de crispación, y Miraflores amanece soleado aunque probablemente ese sol que baña los edificios y residencias miraflorinas termine el día tornado en sangre. Usted, señor lector del día domingo, sabrá darme la razón o, Dios quiera, refutarme.
Los esfuerzos de la Policía, sin embargo, no han sido pocos. Ya en Lima, diversos operativos se han realizado con el objetivo de hacer respetar el mandato de la suspensión de la libertad de reunión. Por ejemplo, la llamada Asamblea Nacional de los Pueblos denunció que la Policía intervino el local del Sindicato de Trabajadores Telefónicos, ubicado en la avenida Uruguay 335, en el Cercado de Lima, mientras en el interior de este recinto se llevaba a cabo una reunión de coordinación de las acciones a emprender en contra del gobierno. Lo mismo sucedió en el supuesto "Bar Cultural La Toscana". Así como lo denunció un pseudo-periodista alternativo con cara de mosca enferma y la complexión de un Slenderman raquítico, este Xanadú cultural fue intervenido y desalojado con el objetivo de evitar que en su interior se planifiquen acciones de lucha popular, es decir, desmanes y violencia.
Pobre nuestra Lima, ¿no?, pobre nuestra Lima, la misma que recibió a ciudadanos andinos en los 80 y 90 que huían de la peste terrorista, pobre nuestra Lima que concentra a un tercio de la población nacional y mantiene con sus impuestos al país entero, pobre nuestra Lima que hoy es odiada, maldecida y pretende ser tomada por grupos olvidados por el poder pero muy presentes para los azuzadores, neo-terroristas y ahijados de Evo Morales. Pobre nuestra Lima que ni el estado de emergencia dictado por el tembleque gobierno de Dina Boluarte puede defender.
Pero sigamos hablando del actuar policial. El pasado 16 de enero, la Policía frenó a dos caravanas que provenían de Apurímac y Ayacucho, con destino Lima, para participar de las marchas del jueves 19. Fueron 8 minivans, 3 camionetas y 4 camiones provenientes de Andahuaylas, que fueron intervenidos en la vía Los Libertadores, provincia de Pisco, región Ica. Cabe recalcar que estos vehículos transitaban con placa adulterada, revisiones técnicas vencidas, sin SOAT, sin luces y dispositivos retrorreflectivos, y sin certificado de aprobación de inspección técnica, según información policial.
Pero, nuevamente, de poco han servido estos esfuerzos. Al 19 de enero, los "pacíficos visitantes" ya se encuentran alojados en los campus de las universidades San Marcos y UNI, mientras vías en norte, sur, oriente y occidente amanecen bloqueadas, todo esto bajo la consigna de hacer caer al gobierno de Dina Boluarte, e implementar la Asamblea Constituyente, mecanismo que ha servido en diversas ocasiones a las izquierdas más extremistas y rancias para atornillarse en el poder, la misma que, como muestran muchos videos difundidos en redes sociales, sus propios adeptos no pueden ni saben definir.
Es posible, señor lector, que el país en el que usted lea esta crónica el día domingo sea otro muy diferente al país en el cual este texto se escribió, respetando los plazos de envíos para el suplemento que lo publica. Es posible que las muertes hayan aumentado considerablemente, es posible que estas hayan ocurrido en el corazón de Miraflores, o de los distritos más emblemáticos de la mal llamada "Lima moderna". Es posible, también, que Dina Boluarte ya no sea presidenta. Es posible que vivamos en la más absoluta anarquía y en un caos solamente comparable con el de las zonas más turbulentas del África. Pero de una cosa podemos tener la certeza: si bien los tiempos son oscuros, la luz siempre se impone. Aunque reine el desorden, el orden siempre gana. Y, tengan esto bien claro, Lima y los limeños prevaleceremos. Una vez más.
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