08/01/2023-ContraPoder (Diario Expreso)
En nuestra historia política hubo momentos en que el parlamento de acuerdo a sus atribuciones constitucionales podía elegir al presidente de la república.
El caso más notorio ocurrió en 1912 al elegir a Guillermo Billinghurst. Al culminar el primer gobierno de Augusto B. Leguía (1908–1912), el Partido Civil era el más importante. Se presentaron en las elecciones de 1912 dos candidatos: por el civilismo Antero Aspillaga, uno de los terratenientes más importantes del norte del país, y Guillermo Billinghurst por el partido Demócrata. Como ninguno de los candidatos obtuvo la votación exigida, se aplicó el artículo 82° de la Constitución Política de 1860, vigente en aquel momento. Con un Congreso de mayoría parlamentaria civilista, curiosamente se eligió a Guillermo Billinghurst. Billinghurst duró muy poco. Su gobierno se caracterizó por enfrentarse constantemente al Congreso, cayendo en descrédito al pretender aplazar el plebiscito sobre Tacna y Arica a 1933. Luego bajo la amenaza de disolver el Congreso; de otra parte, el Congreso se pronunció por la vacancia; pero el Coronel Oscar R. Benavides tomó la decisión de asumir el poder y destituyó a Billinghurst. El Congreso lo ascendió a general y lo eligió presidente provisorio.
El derrumbe del oncenio de Leguía (1919-1939) trajo una sucesión de gobernantes que se inició el 25 de agosto de 1930 con Fernando Sarmiento, presidente del consejo de ministros ante quien renunció Leguía, al estallido revolucionario de Arequipa, que Leguía no quiso reprimir. Se dio entonces la seguidilla de sucesiones: Manuel María Ponce, Luis Sánchez Cerro, Mariano Holguín, Ricardo Leoncio Elías, Gustavo Jiménez y David Samanez Ocampo; este último logró entregar el poder el 8 de diciembre de 1931 a Luis Sánchez Cerro, elegido presidente constitucional. El 9 de abril de 1933 se juró la nueva Constitución. Al ser asesinado Sánchez Cerro y ante la ausencia de vicepresidentes, el Congreso eligió al nuevo mandatario, recayendo otra vez la designación en el general Oscar R. Benavides para culminar el periodo que culminaba en 1936 y, al decir de Enrique Chirinos Soto, ocurrió un golpe parlamentario: al estar culminando el ejercicio del Congreso Constituyente se anularon las elecciones de 1936 y se prorrogó el mandato de Benavides tres años más.
A la caída del régimen fujimorista, el año 2000, y ante la renuncia de sus vicepresidentes, asumió Valentín Paniagua Corazao, que fue elegido presidente del Congreso ante la censura de Martha Hildebrandt. Fujimori al enterarse que su opositor había asumido la presidencia del Congreso decidió renunciar por fax desde el extranjero. El vicepresidente Martín Vizcarra asumió el poder al renunciar Pedro Pablo Kuczynski. No teniendo mayoría parlamentaria, friccionó irresponsablemente las relaciones entre el ejecutivo y legislativo, consiguiendo la disolución del Congreso mediante el falso argumento que el Legislativo había rechazado una cuestión de confianza, pero el parlamento sí le dio la confianza minutos antes de su disolución. Vizcarra gobernó durante casi seis meses con decretos de urgencia y sin oposición. En las elecciones parlamentarias extraordinarias, se eligió un nuevo Congreso que culminó el periodo del que fue disuelto. Este nuevo Congreso, que Vizcarra creyó sería obsecuente, terminó vacándolo por abrumadora mayoría. Quedó en el orden de sucesión el presidente del legislativo: Manuel Merino de Lama. La vicepresidenta Mercedes Araoz había renunciado meses antes, por eso Merino asumió con rigor constitucional la presidencia de la república.
Las protestas fomentadas por el partido morado y sus aliados, para restituir a Vizcarra y la muerte de dos manifestantes, más el apoyo de casi todos los medios de comunicación, lograron que Merino renuncie. En arreglos internos los morados lograron, en el Congreso, elegir a uno de los suyos como presidente: Francisco Sagasti. Técnicamente el Congreso volvió a elegir a un presidente.
En este resumen de las crisis políticas del siglo XX, confirmamos que el peor momento lo sufrimos en el periodo del 25 de agosto de 1930 al 8 de diciembre de 1931; en un año, tres meses y trece días, tuvimos 7 presidentes: un presidente cada dos meses. La crisis de gobernabilidad iniciada el 2016, que debió culminar el 2021, tuvo 4 mandatarios en 5 años. A partir del 2021 se eligió un nuevo gobierno, totalmente improvisado, que culminó en un golpe de estado el 7 de diciembre. Al interrumpir su mandato el golpista Castillo fue sucedido por la vicepresidenta Dina Boluarte. Es decir, del 2016 a la fecha, hemos tenido 6 presidentes en más de seis años. En conclusión, la crisis presente, siendo grave, ha sido menor que la crisis de los años 30, con la diferencia que ahora se ha respetado el orden constitucional.
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