España cuenta con grandes avances en su búsqueda de mejorar las condiciones de vida de las personas adultas mayores, a pesar que no existe una Convención por los Derechos de las Personas Adultas Mayores, gracias a la Convención Interamericana sobre la Protección de los Derechos Humanos de las Personas Mayores, diferentes organismos como la Organización Panamericana de la Salud, impulsan la Década del Envejecimiento Saludable en las Américas.

HelpAge Internacional España, es una organización internacional que acaba de presentar un estudio sobre el servicio estatal de atención a las personas adultas mayores durante el 2024 en ese país. El análisis cuantitativo y cualitativo arroja datos interesantes para su mejora alertando sobre las barreras que obstaculizan el acceso y uso de los servicios. Entre los temas más consultados figuran: información sobre prestaciones de servicios; consultas sobre situaciones de abuso y maltrato en el ámbito familiar, comunitario e institucional; quejas sobre la situación de los cuidados que reciben y las medidas de protección; sobre medidas frente a posibles estafas; sobre trato incorrecto en el acceso a bienes y servicios; consultas sobre la condición de soledad no deseada que experimentan; quejas sobre el servicio de salud que reciben al sentirse discriminados; consultas que visibilizan la brecha digital que experimentan pues no pueden acceder a los servicios cuando el trámite está digitalizado; quejas sobre la accesibilidad universal que no encuentran en los servicios que usan y en sus domicilios y quejas sobre la familia que no quiere asumir la responsabilidad por los padres o abuelos.
Una característica de este servicio es la atención en multiplataformas: por teléfono, correo electrónico a través de un formulario que se encuentra en la página web y por el chat de la misma web. La atención es a través de un equipo multidisciplinario que determina las necesidades de cada persona adulta mayor, sus cuidadores o familiares a cargo.
El análisis de los 597 casos registrados arroja que 7 de cada 10 personas son adultas mayores mujeres y las personas que más recurren al servicio son menores de 55 años y entre 65 y 69 años. Es decir, los usuarios no son adultos mayores o son sus cuidadores y los mayores de 69 años no son usuarios frecuentes del servicio. Se ha relacionado que las quejas de los usuarios de 55 años corresponden a personas que han sufrido discriminación por la edad en sus centros laborales. Recordemos que, en España, existe un gran número albergues o residencias para adultos mayores dispuestos para aquellas personas que utilizan su jubilación para la vivienda en un asilo debido a la ausencia de familiares que decidan hacerse cargo.
Un dato interesante del estudio es que los adultos mayores expresan satisfacción cuando el profesional del servicio les devuelve la llamada telefónicamente para darle información sobre la evolución del procedimiento. Otro dato relevante es que existe un desconocimiento respecto a la existencia de los servicios y su funcionamiento. Significa que los canales de difusión de los mismos no están cumpliendo su función. Por tanto, la alfabetización digital de las personas adultas mayores no es suficiente para que ellos puedan acceder a los servicios.
En esta lógica se visibiliza el “edadismo” contra las personas adultas mayores que resulta una forma de exclusión por su edad respecto al ejercicio de sus derechos. Así, por ejemplo, un tema latente en el informe, es la ausencia de adecuaciones en la infraestructura de los edificios de vivienda; la ausencia de barandas; ascensores o salvaescaleras, que les permitan salir de sus viviendas para acceder a los servicios de la ciudad y mantener relaciones de vida saludables con otras personas. Este confinamiento, afecta su salud mental y calidad de vida.
Este estudio arroja interesantes luces sobre todo lo que se puede trasladar al Perú para mejorar los servicios de salud. Duele el alma ver a adultos mayores llegando a los hospitales y que no encuentran un trato solidario en su atención. Pareciera que no aprendemos a valorar y respetar la vida del ser humano por su esencia y no por su condición.
La práctica del desarrollo humano no es sólo un enfoque teórico sino también un estilo de vida que cada persona puede incorporar en su trato diario con personas adultas mayores con un gesto de bondad y alegría que acompañe su vida y mejore su circunstancia.
Hay mucho por hacer, hay que seguir caminando.
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