Augusto Thorndike escapa al cliché del periodista polémico. Sí, su personalidad y la franqueza con la que expone sus posturas a la hora de analizar la noticia lo han vuelto uno de los referentes más relevantes del periodismo nacional. Sin embargo, el rol y el impacto que Thorndike ha tenido y tiene aún en el acontecer nacional lo tornan en un periodista completo. Nacido en Lima, en 1975, ha dejado su huella en los medios y programas periodísticos más importantes de nuestro país, presentando a los peruanos muchas de las historias más impactantes de los últimos años. Hoy, conversamos con él no solamente para conocer su postura sobre la llamada “Ley Mordaza”, que impulsa la izquierda en el Congreso para amenazar a la prensa libre, sino también sobre su concepción del rol del periodismo en la actualidad, en un país tan complejo como el nuestro.
A solicitud de Perú Libre, la bancada que impulsó la llamada “Ley Mordaza”, la votación donde se determinaría su aprobación se pospuso. ¿Cómo interpreta este hecho?
Cómo una clara y torpe venganza del peor Congreso que hayamos tenido en la historia. Un puñado de delincuentes pretende intimidar a los que investigan la mugre que hay debajo de las alfombras. Y hay mucha.
El proyecto de ley propone aumentar penas por delitos de difamación y calumnia, así como hacer efectivos pagos de indemnización. ¿Cree que esta ley atentaría contra la libertad de prensa?
En un país donde la justicia es una lotería es muy peligroso. Me han sorprendido varios congresistas que dicen ser defensores de la libertad y la democracia y apoyan la ley diciendo: “solo deben temer los difamadores”. Se dirigen con sorna a los micrófonos: “pero ustedes no difaman, ¿no?”. No difamamos y si hay algún error se rectifica inmediatamente. Si el aludido no se siente satisfecho, igual te pueden denunciar. Yo aún tengo juicios abiertos a pesar de haber rectificado. Ya existen normas al respecto. Lo que quieren es asustarnos, pero seguiremos destapando las asquerosas componendas en el legislativo, así estemos enmarrocados.
¿Cree usted que existen límites a la libertad de prensa?
Primero, debe determinarse si es un caso de interés público, así sea un tema personal, si es parte de una trama de corrupción, hay cercanías que deben conocerse. Un funcionario de alto nivel está expuesto al escrutinio público. Los periodistas estamos al servicio de los ciudadanos; publicamos investigaciones sobre actos de corrupción, irregularidades y crímenes cometidos por quienes están en el poder. Desde luego, hay siempre que siempre cuidar la imagen de personas vulnerables o que puedan sufrir algún atentado por darnos información. Estamos también obligados a proteger la identidad de menores de edad en situación de riesgo.
Por otro lado, ¿Cree que a veces puede existir un cierto nivel de autocensura para un periodista que se ve confrontado a la fiscalización de personajes poderosos, por ejemplo?
Eso nunca debe suceder. Si dejas de publicar algo porque tienes miedo a que te vayan a perseguir legalmente los poderosos, estás en la profesión equivocada. Claro, la idea de esta ley mordaza es darle mayores opciones para perseguir a periodistas a esos peces gordos inescrupulosos acostumbrados a romper mano en el poder judicial. En realidad, la mal llamada “autocensura” se refiere a dejar de informar algo que ponga en riesgo la salud pública o la seguridad nacional. El infame titular “El Túnel Existe” de La República es un claro ejemplo de esto. Alertaron al MRTA de lo que estaban haciendo las Fuerzas Armadas para rescatar a los rehenes. Siempre del lado de los terrucos.
¿Cómo, entonces, abordar la búsqueda de la verdad como periodista, en un mundo donde las fake news están cada vez más al alcance de los usuarios y lectores?
La gente está volviendo lentamente a los medios tradicionales, o en la versión digital de los mismos. La avalancha de mentiras en redes sociales demuestra que no cualquiera trabaja con el rigor de un periodista. Cruzamos fuentes, hablamos con gente de adentro off the record, nos metemos como sea. Finalmente, logramos confirmar con testimonios y documentos -incluso audios y videos- las verdades incómodas para el poder de turno. Nunca emitimos nada sin estar seguros. En redes una fuente anónima puede publicar cualquier cosa. Al principio la gente caía fácilmente porque era todo nuevo; hoy hay más cuidado y los usuarios ya no se dejan engañar tan fácilmente. En redes uno debe tener la capacidad de distinguir entre algo falso y algo real. No es tarea del estado proteger a la población de lo que se diga en Twitter, por ejemplo. Quéjate en la plataforma si quieres. Y si no te gusta, cierra tu cuenta.
¿Cree que en los últimos años la prensa se ha acercado a los peruanos o por lo contrario los peruanos se han distanciado de esta?
Hoy hay un fenómeno nuevo en plataformas como YouTube y Tik Tok, allí encuentras propuestas nuevas de cómo abordar la información sobre una infinidad de temas de interés público. Todo hecho a la medida. Contenido para todos los gustos y gratis. El futuro del periodismo estará allí. Hoy el conductor de noticias acartonado y serio dando una noticia dura sin apasionamiento causa rechazo. Las nuevas generaciones reclaman autenticidad. Quieren saber cuál es tu postura. Pueden estar de acuerdo o no, les puedes caer bien o mal, pero al menos saben qué piensas. Eso es clave para los comunicadores modernos.
¿Qué relación ve entre libertad de prensa y democracia?
Hay una relación directa. De hecho, la plena libertad de prensa, es uno de los principales indicadores de la calidad de la democracia que existe en un país.
¿Cuál es la responsabilidad de los periodistas y los medios?
Los periodistas y los medios tienen una responsabilidad en la defensa de los valores democráticos. Revisa los tan mentados “principios rectores” de grandes conglomerados mediáticos como los del grupo “El Comercio”. Allí, en los manuales repartidos a todos sus periodistas, exigen que la defensa de la constitución y de las instituciones democráticas sean los pilares de su cobertura. Sin embargo, vimos en la más reciente campaña, como en Canal N y América nos mostraron 24/7 a un humilde profesor rural descalzo arando la tierra mientras otros medios -como este- investigaban su pasado en la DIRCOTE y develaban los peligrosos vínculos que tenía con terroristas y otros agitadores que son enemigos de la libertad. Al final, dio un golpe de estado y sus huestes incendiaron el país. Esas son las consecuencias -en parte- de que medios con mucha influencia (la han perdido, en gran parte por esto) hayan informado de manera irresponsable sobre el “fenómeno” Perú Libre.
¿Cómo evalúa usted la situación de la libertad de prensa en nuestro país?
Me preocupa cuando veo que los de la derecha parlamentaria le dan la mano a los radicales de izquierda que dicen combatir ideológicamente. Para silenciar a los periodistas incómodos parece que sí están de acuerdo. Los extremos se tocan.
¿Qué significa para usted la libertad de prensa?
Es el fundamento sobre el que se edifica una sociedad justa que pone al poder en su sitio y lo obliga a ponerse al servicio de la población, como debe ser en una democracia plena.
¿Cómo ve el futuro de la prensa en nuestro país?
En el Perú puede pasar cualquier cosa. Vislumbrar algún futuro en este país es virtualmente imposible.
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