Lima y Callao cumplirán el rol de lugar de encuentro para los líderes del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC) 2024. Sin embargo, como si el Perú fuera una casa de visitas, el gobierno ha decretado días no laborables y ha impuesto teletrabajo para casi todos, ¿perjudicando? desde estudiantes hasta empleados municipales, en un intento de pintar un cuadro de paz y orden sobre la foto política de Perú. Como si los presidentes y autoridades que vienen no tuvieran Twitter y no supieran de nuestras crisis diarias.

El Decreto Supremo N.° 110-2024-PCM, que declaró feriados los días 14, 15 y 16 de noviembre en Lima Metropolitana y Callao, está afectando la funcionalidad tanto del sector público como del privado. La idea, dicen, es facilitar el APEC y evitar conflictos. Pero resulta casi cómico pensar que paralizar la educación, las municipalidades y gran parte de la economía servirá para que los líderes internacionales, como el presidente de Estados Unidos o el primer ministro de Japón o Canadá, crean que el Perú es una tierra de paz y armonía. No, ellos no se van a tragar el cuento. Solo bastará con que vean un noticiero mientras desayunan o revisen Twitter para saber lo que realmente ocurre aquí: inseguridad a niveles incontrolables, protestas y un gobierno que parece tan perdido como nosotros.
Además, quien propuso esta medida que exhorta al teletrabajo y a la educación virtual creyó que, al publicarse la ordenanza, el 25 % de los hogares de Lima y Callao (según INEI) que no tienen acceso a internet lo tendrá por arte de magia. ¿Qué clase de teletrabajo o clases virtuales se pueden implementar en un país donde una importante parte de sus habitantes no cuenta con el lujo de tener conectividad? Quizá en algún despacho piensan que la conectividad llega a todos solo porque en sus oficinas tienen buena señal.
Para colmo, cada feriado inventado le cuesta al país millones. La Cámara de Comercio de Lima ha sido clara: cada día no laborable es un golpe a una economía que ya está tambaleante. Pero aquí seguimos, sumando feriados, interrumpiendo la productividad y esperando que el maquillaje temporal de estos días oculte la verdadera cara del país.
Está claro que se quiere evitar el caos durante el APEC, y sí, tiene sentido ponerle trabas a los agitadores que buscan generar conflicto y sabotear estas oportunidades que beneficiarán a largo plazo a todos los peruanos. Pero eso no significa que debamos paralizar la educación, los servicios básicos y la economía, sacrificando la vida cotidiana de millones de peruanos para mantener una fachada. Los líderes del mundo conocen bien nuestra situación y no se dejarán impresionar con gestos vacíos.
El Perú no necesita esconder sus problemas bajo la alfombra por tres días; necesita soluciones reales que muestren un camino a la estabilidad y el desarrollo. Y eso no se logra poniendo pausa al país y pensando que los invitados se lo van a creer.
Además, ya son varios los gremios empresariales, colectivos e inclusive municipalidades, que han anunciado que no acatarán el feriado ni el teletrabajo ordenado por el gobierno. Argumentan que esta medida es impráctica y costosa, y muchos empresarios y trabajadores han optado por ignorarla, priorizando sus actividades y la continuidad de sus labores. Esto demuestra que, para varios sectores, la economía y la productividad del país no pueden esperar a la coyuntura internacional.
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