La reconocida poeta argentina presentó su poemario “Jardín entre las Hojas” en el X Encuentro Internacional de Poesía Latinoamérica en la Ciudad de los Anillos, en el marco de la Feria Internacional del Libro de Santa Cruz, Bolivia.
En "Jardín entre las hojas", su poesía explora la relación entre la violencia fisiológica del amor y la fisicidad de los objetos cotidianos. ¿Cómo logra unir estos dos elementos en sus poemas?
Es una buena pregunta. Los objetos de uso cotidiano son testigos de las vivencias y sentimientos de mis personajes poéticos, están cargados de sus sueños y desengaños. Un cenicero es el puntapié para el diálogo entre dos amantes, un oso de peluche es el signo mudo de la pérdida de inocencia de su propietaria, una hebilla caída en el piso es el vestigio de un encuentro amoroso pasajero. En esto me influyó la lectura de la literatura fantástica, especialmente del neofantástico rioplatense. Silvina Ocampo en particular. Yo creo que los poetas debemos leer mucha prosa.
La memoria y la infancia son temas recurrentes en su obra. ¿Cómo utiliza estos elementos para reflexionar sobre la fragilidad de la dicha y el amor?
Es curioso, porque la memoria ofrece, precisamente, un punto de resistencia contra la fragilidad de la dicha. Es una forma de perdurabilidad, de eternizar lo vivido en otro plano. En mi poesía, la memoria es un amuleto contra las pérdidas.
En su libro, aparecen personajes como viajeros a punto de embarcar y sábanas de hotel, junto con ciudades turísticas y territorios fabulosos. ¿Qué simbolizan estos elementos en relación con su visión poética?
Los viajes son una ocasión de abandonar la propia zona de confort, que puede ser una casa o una cultura. Me ofrecen el distanciamiento y el extrañamiento necesarios para contemplar la verdad exterior (e interior) con otros ojos. Son ejercicios enriquecedores de descentramiento individual que después, claro, decantan en la escritura. Alejarme como reencontrame, pero distinta.
¿Cuál es el papel de la naturaleza en "Jardín entre las hojas"? ¿Cómo se conecta con los temas principales del libro?
Este título botánico no pretende ser leído como un canto a la naturaleza sino como metáfora de una forma de ver: se refiere a la capacidad de captar la totalidad en lo pequeño. Las hojas forman parte de una rama, pero en ese fragmento de árbol o de planta puedo ver un jardín. La parte representa al todo, es una figura del lenguaje, la sinécdoque. Y este título es un guiño a los fractales, que son objetos geométricos en los que se repite el mismo patrón a diferentes escalas y con diferente orientación.
Abriendo el lente respecto a lo que significa su carrera, ¿Cuál fue su primera experiencia significativa con la poesía y cómo influyó en su carrera como escritora?
Ponerme a leer el libro de literatura de mi hermana mayor, un manual Kapelusz, y abrir la página en el poema "Del niño y un pájaro" de Leopoldo Marechal, ilustrado. Yo tendría ocho años y me hizo llorar muchísimo, sentí que yo era el niño junto al pájaro muerto. Ahí supe del poder de sugestión y transformación de la poesía. Luego, a los dieciséis años, ganar el concurso de poesía de mi colegio y que la profesora de literatura me llamara al micrófono delante de toda la escuela (estábamos formando, antes de entrar a clase). Sentí una gran responsabilidad.
¿Cuál es el proceso creativo que sigue al escribir un poema?
El germen del poema surge en el momento más inesperado, entonces apunto la imagen, idea o verso, casi siempre en el borrador del teléfono. Han cambiado los soportes. Antonio Machado iba escribiendo versos aislados en papelitos, y cuando murió, encontraron en sus bolsillos algunos bocetos arrugados: «Y te daré mi canción:/ Se canta lo que se pierde/ con un papagayo verde/ que la diga en tu balcón», decía uno. Otro era el célebre «Estos días azules y este sol de la infancia». Lo que escribo tiene mucho de la técnica de montaje.
Ha participado en festivales internacionales en varios países. ¿Hay alguna experiencia en particular que le haya dejado una fuerte impresión o haya influido en su poesía?
Sí, un festival en India, en Ahmedabad. Leí poesía en la universidad que fundó Mahatma Gandhi en 1920, Gujarat Vidyapith. Los primeros días viví un shock cultural, pero después me "des-occidentalicé" a la fuerza y fue muy liberador. Una experiencia importante a nivel humano, no solamente poético.
Ha obtenido residencias de escritura en diferentes lugares, como Finlandia y Portugal. ¿Cómo ha influido el entorno físico en su proceso creativo?
Fueron experiencias estimulantes y muy distintas. En un caso la nieve en invierno, en otro las sierras en verano. Los sedimentos de estas experiencias están en mis libros "Finlandia" y "Las cosas que compramos en los viajes".
¿Qué proyectos futuros tiene en mente como escritora? ¿Hay algún tema o género que le gustaría explorar en el futuro?
Acabo de terminar una novela que me llevó un año y medio de escritura. Estoy ahora mismo en el proceso de revisión. Entusiasmada, satisfecha e ilusionada con este proyecto.
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