Una catástrofe sin precedentes amenaza a Lima: el agua podría escasear pronto, dejando a millones sin abastecimiento.

De acuerdo a la topografía de Lima y la densidad poblacional de la megalópolis, la carestía de precipitaciones en las zonas altas de los Andes y el deshielo de los glaciares podrían resultar en una futura escasez de agua, tanto para el consumo humano como para los sistemas de irrigación.
La Superintendencia Nacional de Servicios de Saneamiento (Sunass) ha emitido una advertencia sobre la inminente ausencia de lluvias, señalando que podría desencadenar una crisis en el suministro de agua, especialmente dada la población de más de 10 millones de habitantes de la ciudad. Algunos distritos se verían más afectados que otros.
Sunass ha elaborado un mapa detallando los distritos más susceptibles a una crisis del recurso hídrico, ya que en la actualidad cuentan con un servicio de agua potable limitado en términos de horas. Entre estos se encuentran Ventanilla y Ancón. Estas áreas, además de enfrentar desafíos ambientales como el derrame de petróleo ocurrido en enero de 2022 debido a la empresa española Repsol, tampoco tendrían acceso a la desalinización del agua de mar a corto y mediano plazo.
Miguel Ubillús, representante de la Asociación Latinoamericana de Desalinizadoras y Reúso de Aguas (Aladyr), explica que la desalinización del agua marina no es factible para combatir la escasez de agua en los distritos al norte de Lima, especialmente debido a la contaminación del mar causada por el vertido de petróleo. Este vertido impide que el agua se procese y convierta en agua potable, como ocurre normalmente en los distritos del sur de Lima, como Punta Hermosa, San Bartolo, Santa María del Mar y Punta Negra, a través del proyecto Provisur.
Ubillús detalla que cuando se intentó establecer una planta desalinizadora en las playas cercanas a la refinería La Pampilla en Ventanilla y Ancón, no se implementó un pretratamiento de aguas mediante el sistema de 'aire disuelto'. Este sistema DAF (flotación por aire disuelto) es esencial para separar y reducir los aceites presentes en el agua, antes de ser transportada a las plantas desalinizadoras. La falta de este mecanismo resultó en la obstrucción de los sistemas de las plantas desalinizadoras y dañó la maquinaria, lo que generó costos significativos para su reparación. Por lo tanto, se sugiere instalar el sistema DAF en Ancón, Ventanilla y otros distritos con contaminación por hidrocarburos para minimizar la cantidad de aceites y grasas durante el proceso de desalinización.
Aunque el sistema DAF se usa comúnmente para eventos como crecimientos de algas y la proliferación de mareas rojas, no es adecuado para eventos no controlados como derrames de petróleo, especialmente sin un plan de emergencia adecuado.
Para abordar esta situación, se propone cambiar la ubicación de la captación de agua de mar y utilizar un proceso de desinfección en el proceso de desalinización, después de realizar el pretratamiento de hidrocarburos. Sin embargo, esta solución también conlleva costos significativos y desafíos técnicos.
El proyecto Provisur en el sur de Lima, que beneficia a más de 100,000 ciudadanos, podría ser replicado en los distritos del norte. Sin embargo, el costo del servicio de agua potable desalinizada no variaría significativamente entre las dos regiones, ya que las tarifas son uniformes a nivel mundial. La única manera de reducir costos sería aumentar el tamaño de las plantas de desalinización, lo que aumentaría la capacidad de producción y, por ende, reduciría los costos operativos.
La reducción de costos también depende de la eficiencia y el mantenimiento adecuado de las plantas desalinizadoras. Además, es importante considerar el impacto económico en las poblaciones de bajos recursos que no podrían pagar por este servicio.
Es relevante mencionar que la presencia de hidrocarburos en el agua de mar aumentaría aún más los costos de desalinización, lo que sería inaccesible para las personas de bajos recursos económicos. Además, la contaminación del agua de mar en Lima norte sigue siendo una preocupación.
Aunque Repsol ha afirmado que las playas afectadas por el derrame de 2022 están en un "estado saludable", el Organismo de Evaluación y Fiscalización Ambiental (OEFA) ha negado esta afirmación y ha señalado que 19 de las 25 playas afectadas aún presentan restos de hidrocarburos.
En resumen, la escasez de agua es una amenaza creciente en Lima debido a la falta de lluvias, la topografía de la región y la contaminación del agua de mar. Se requieren medidas urgentes para abordar esta crisis, incluyendo la implementación de sistemas de tratamiento adecuados, la expansión de plantas desalinizadoras y soluciones para garantizar el acceso al agua potable en áreas vulnerables.
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